lunes, 11 de junio de 2012

ERASE UNOS COMENSALES EXTRAORDINARIOS.

COMENSALES  EXTRAORDINARIOS.


Una tierra tan bonita como ésta de Sierra de Segura atrae muchísimos visitantes y dentro de ellos a muchos comensales extraordinarios por su afición, por su ingenio, por su talante, de los que desgraciadamente no se conserva su opinión, más que en casos excepcionales.



De Francisco de Quevedo sí la sabemos, pues mantuvo un carteo reconocido, agradecido con su amigo Sancho de Sandoval, vecino de Beas de Segura a quien en 1664 escribe así: ( no podré encarecer a V.m. la estimación que hago del aceite y la alegría que me ha causado las granadas y demás frutas )...( los dos cántaros se quedarán acá, porque no he tenido ni hallado en este lugar ni en Villanueva, desde que vine, ninguna cosa de barro). Y un año después, de nuevo le agradece ( el regalo que V.m. se ha servido de hacerme de las ciruelas y melones, que todos han sido escogidos uno a uno. Sólo sentí que no gozasen de esta merced mis dos sobrinos).

Los grandes fríos que hubo en aquella época le hicieron ver, en Segura de la Sierra que es un córcovo del mundo donde los vecinos desde pueblo viven todo el año junto; y un mes batido con otro gozan a Diciembre en Junio, un espectáculo único: las viñas, para no helarse, cubiertas sus cepas con cachera, árboles con su fieltro y su gabán de miedo a los diluvios, y un peral con sabañones. Visión arrecida, pero original donde las haya.



No menos original y ya estrambótico resulta Luis Zapata de Chaves, autor aficionado, y preso ilustre en Segura, por su vivir poco acorde a su condición. En su cárcel de Segura unos creen que encerrado en el Castillo otro que en la Casa del celemín, escribió su Miscelánea, y dio entre sus dientes con el yantar, no sabemos si bueno o malo, servido en la prisión segureña. Pero lo que sí sabemos es su actitud hacia la comida y hacia la gordura, a las que aborrece. Hasta el punto de privarse de comer el día en que acude a un baile, y pasarse las horas previas tumbado para que las piernas adquieran aún más finura. Y da una serie de consejos de privanzas para que la comida jamás se haga volumen indeseable en el cuerpo y se guarde el tipo completamente estilizando. Precursor maniático de la anorexia, para nuestra sorpresa.

Pero uno de mis comensales preferidos se llama Alberto y es mi vecino en el barrio de la Higuerica. Hace un tiempo me dio su versión de las receta del moje: Se pone las habichuelas cocidas blancas y luego se machacan con un tenedor y después se le echa un poco de tomate y después atún si se quiere, y también vinagre. Y aceite crudo también. Y ya se come. Y, en el verano. frío que es como me gusta más. ¡El moje, uf, eso sí que está bueno!

Y puso sus ojos en blanco y su cara se deshacía de gusto. Fue capaz de darme su opinión y su receta. Y sólo contaba cinco años.

¿NO ES ACASO UN COMENSAL EXTRAORDINARIO? 













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