Terminamos el blog por este mes con el especial matanza, para hoy tenemos el método en orza, bueno vamos a ello, hasta el próximo mes que esta cargado de nuevas recetas frescas, en las cual vosotros seguidores, visitantes y simpatizantes podéis escoger la receta o una receta vuestra que puede ser la protagonista, ya podéis publicarla en el blog o bien en grupo Siles o grupo blog erase un recetario, hasta entonces que disfrutéis cuanto más mejor.
Es un plato típico de las matanzas y de la gastronomía castellanomanchega -principalmente en Ciudad Real, Albacete y Cuenca-, granadina, jienense y valenciana, que se utilizaba a modo de conserva, friendo a fuego muy lento el lomo fresco del cerdo en su propia manteca, con especias como el clavo de olor, canela, pimienta negra, laurel, ajos, orégano etc, y limón. De esa manera, adquiría un sabor y aroma suculentos, después, se introducía todo en una orza
de barro dejando enfriar la elaboración, la manteca se solidificaba y
se depositaba la orza tapada en un lugar fresco, seco y sin apenas luz
para su mayor conservación, esto también se hacía con los chorizos de la matanza, de esa manera aguantaban todo el invierno y parte de la primavera sin que la carne del cerdo se echara a perder. Otra forma de hacerlo es usando aceite de oliva en lugar de manteca e introducirlo fresco en lugar de frito en la orza.
Costillas y lomo de orza.
Si se quieren guardar en orza, una vez fritos y fríos, se cubren con abundante aceite frito y frío colocados en una orza. Como las costillas suelen soltar algunas veces un poquito de agua, para que no se estropee la conserva se puede hacer lo siguiente, poner en el fondo de la orza un plato pequeño, colocado al revés, para que en caso de que suelten agua, escurra y no se quede mojando a la carne, que se estropearía.
Chorizos y Morcillas de orza.
Se fríe en abundante aceite, en razón de las orzas que vayamos a llenar, y se deja que se enfríe. Luego, se van friendo separadamente chorizos y morcillas, blancas y negras, y se van sacando a una cacerola. El embutido tiene que estar curado, pero no muy seco, sino es un punto en que ya no dé agua que nos estropearía la conserva pero que no esté crespillo. Esto es muy importante para que aguantes bien y estén jugosos al cabo del tiempo. Una vez que se han enfriado, se colocan en orza de barro, una para cada clase de embutido, y se cubren con el aceite frito y frío. Y así se guardan hasta que se tiene necesidad de usarlos. Entonces se van sacando junto con un poco del aceite de conservarlos y se calientan en una sartén para comerlos.